de Tim Bowley
ilustraciones de Inés Vilpí
Editorial kalandraka
Llevo meses contando este cuento, dedicado a los que nos gusta plantar árboles. Está vinculado al libro que escribí, porque para que el bosque se queme tiene que existir uno.
Jaime planta bellotas desde que era niño y van creciedo. Alguna plantas no llegan muy alto, porque se las comen los animales, o porque los humanos no cuidamos mucho del entorno que nos rodea.
De todas formas, el mensaje de Tim Bowley es claro. No desesperes, siempre habrá algún árbol que llegará a adulto y de él caerán montones de bellotas cada año. Así es como Jaime consigue un bosque para los vecinos de su pueblo.
Si todos hiciéramos algo bueno, sin pensar en el fracaso que puede suceder, nuestra vida y la de las personas que nos rodean sería mucho más agradable.
Lo que me invitó a llevarme a Jaime y sus bellotas a casa, no solo fue su mensaje. Las ilustraciones de Inés Vilpí son escepcionales. Confieso que ese sol tan carismático me tiene hipnotizada. Utiliza diferentes texturas: ceras, rotuladores y acuarela. Una combinación singular que le da mucha fuerza a la trama. Además, vemos crecer a Jaime, hacerse mayor y convertirse en un adorable anciano, que disfruta de la compañía de los seres queridos junto al resultado de su esfuerzo, un hermoso roble.
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